Cristiano Rattazzi renuncia a Fiat | Plan de Ahorro Autos

Luego de 25 años, Cristiano Rattazzi dejó la presidencia de Fiat Auto Argentina, ahora devenida en Stellantis local. Dueño de un estilo inconfundible, el empresario marcó su huella en el país.

Agudo, carismático y ágil. Tres características necesarias para un empresario que quiera ser exitoso. Cristiano Rattazzi las tiene. Esas y muchas otras más.

El hombre que tuviera en sus manos el volante de Fiat Auto Argentina decidió poner fin a su carrera al frente de la firma. Luego de 25 años la automotriz tendrá a otra persona como máximo directivo, Martín Zuppi.

A diferencia de los que muchos creen, Cristiano Rattazzi es argentino. Pese a que su aflautada voz se camufla tras un acento italiano, nació en Balcarce el 24 de septiembre de 1948. Sus padres, sí nacidos en Italia, se habían radicado en la Argentina para huir del infierno de la Segunda Guerra Mundial.  

Fue en la tierra de Juan Manuel Fangio donde Rattazzi se enamoró se la velocidad de los autos. Su familia ya estaba fuertemente vinculada a la industria automotriz, ya que su madre, era la nieta del fundador de Fiat. Además, Susana Agneli descendía de la realeza y más tarde, en su adultez, sería la primera mujer en ocupar el cargo de ministra de Relaciones Exteriores de la península, aunque con un paso muy breve.

Como sea, Cristiano Rattazzi pasó su niñez en la Argentina y conoció de cerca el automovilismo y la industria, dos actividades que no dejaría hasta hoy. Regresó a Italia y tuvo una educación de alto nivel, que lo llevó a recibirse en Harvard, Estados Unidos, con el título de doctor en Ciencias Económicas.

El directivo

Cristiano Rattazzi comenzó su carrera como directivo de Fiat en 1970. Ocupó varios puestos hasta llegar a ser presidente de la compañía en 1996, luego de la extinción de Sevel. En alguna entrevista, aseguró que Fiat era du vida, su interés y el de su familia. Fiel a la empresa, desde siempre.

Sus funciones, además, l ocuparon a fortalecerse en la Unión Industrial Argentina. Llegó a ser vicepresidente de la UIA y hoy, como vocal, es una de las voces más resonantes.

Sus críticas a la política económica del país son puñaladas en la balanza comercial, que según sus apreciaciones, nunca encuentra el equilibrio.

Ahora, con la fusión de FCA y PSA, a Rattazzi se le otorgó el cargo de presidente de Stellantis Argentina en enero de este año. Pero con la desaparición de Fiat Auto Argentina, Rattazzi eligió ceder el mando. “Con casi 73 años, me encanta ser parte de Stellantis, pero es hora de dejar paso a las nuevas generaciones”, opinó el empresario.

Seguirpa ligado al gigante automotor como un accionista importante y una persona de consulta permanente, pero ya desde la comodidad de su casa.

El hombre

Hay dos cosas, puntuales, que enojan a Cristiano Rattazzi. Una es que escriban mal su apellido (muchas veces lo ponen con una T o una Z), la otra es que no sepan que es argentino.

Es que si bien nadie que esté interesado en la industria, o al menos informado, desconozca sus figura, son pocas las personas que lo conocen a fondo.

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Sus declaraciones filosas guardan siempre un lugar para el humor. No importa si es en una entrevista o en la presentación de un auto, alguna ironía o una comparación desopilante siempre descontracturan la situación.

Durante las entrevistas, nunca tuvo problema en hablar de lo que fuera. Su opinión siempre salió a la luz esté el grabador prendido o no y pesara a quien le pesara.

Su presencia nunca pasa desapercibida. Donde sea que esté, su imagen magnética capta todas, o casi todas las miradas en el lugar.

Pese a ser una persona con un peso específico propio, nunca tuvo problemas para adaptarse a cualquier situación.

Durante un lanzamiento de Fiat en mar del Plata, y ante la demora del micro encargado de trasladar a los periodistas especializados del lugar de la presentación al hotel en el que se hospedaban, los directivos de la marca decidieron llevar en diferentes vehículos a los varados profesionales.

El, al comando de una Multipla, manejó por las calles de la ciudad balnearia para hacer gala de sus cualidades de piloto, sin dejar de lado la seguridad. Un viaje inolvidable en el que su voz no paró de contar anécdotas para desvanecer el mal humor de sus pasajeros por el retraso del micro. Una estrategia que, pensada o no, sirvió para superar el asunto.

Ante otro inconveniente, Cristiano Rattazzi mostró su hábil cintura. El factor climático obligó a suspender los vuelos de línea durante la presentación de la Fiat Toro. Más de 70 periodistas se trasladaron en las pickups desde El Calafate hasta Río Gallegos para tratar de salir desde la capital de esa provincia hasta la Ciudad Autónoma. Pero ese aeropuerto tampoco permitía el despegue de las naves.

Rattazzi sacó su celular, marcó un número y dijo: “Mandame un avión”. A las dos horas, los periodistas, los directivos y las personas que trabajaron en el evento estaban de regreso a sus casas en un vuelo privado.

Rattazzi culminó una carrera que pese a las adversidades de la economía argentina no puede catalogarse de otra manera que de exitosa.

Aun así, él ama este país. “Me gustaría que mis hijos y mis nietos vivan en un país normal, pero yo siempre voy a estar acá”. Sentenció.

Pero el hombre con sangre aristocrática no solo dejó la presidencia de Fiat Auto Argentina. También sello una huella que será imposible borrar en las grandes esferas del país.